ECOS DESDE LAS FACULTADES • 25
“La experiencia de construcción de mapas de competencias en la Pontificia Universidad Católica Madre y Maestra”, Laura Lodeiro,
Cuaderno de Pedagogía
Universitaria
Vol. 14/ no. 27/ enero-junio 2017/ República Dominicana/ PUCMM/ ISSN 1814-4152 (en línea) / ISSN 1814-4144 (impresa) / p. 18-26
sesiones presentan una fuerte resistencia a hacerlo y, a
medida que avanzan en el proceso, son cada vez más
las ocasiones en las que maniestan no poder tomar
una decisión determinada porque necesitan para ello
escuchar la opinión de algún integrante de la comisión
ausente o de algunas personas clave no pertenecientes
a la comisión.
La experiencia nos está demostrando que es necesario
mantener la dinámica interna de toma de decisiones
unánimes en el seno de las comisiones. Pues son
muchas las ocasiones en las que nos encontramos
con una única nota discordante que aporta un factor
determinante a partir del cual se origina alguna
característica esencial del proyecto educativo de la que
los autores se sienten satisfechos y orgullosos.
Se produce una tendencia semejante en lo que se
reere a la aceptación del rol de la asesora pedagógica
que se implica con la comisión. Al comienzo cuestionan
el hecho de que una persona ajena a su área de
especialización pueda hacer algún aporte de interés
al diseño de su titulación o los programas de las
asignaturas que lo componen. No obstante, después
de pasadas tres o cuatro sesiones, comprenden que su
papel no es el de decirles lo que tienen que aprender
sus estudiantes sino el de guiarles en sus procesos
reexivos a través de un método socrático para
asegurarse de que se hagan a sí mismos las preguntas
que deben hacerse a la hora de idear esos planes de
estudios desde el Modelo Educativo de la PUCMM.
Nos preocupa un poco la progresión ascendente
de la apreciación positiva del aporte de la asesora
pedagógica porque, hacia el nal del acompañamiento,
es tan elevada que, en ocasiones, no quieren pasar a la
etapa en la que avanzan de forma autónoma, porque la
gura del CDC les aporta seguridad. Aún así, nosotros
pasamos a un segundo plano (a su disposición para
responder cuestiones puntuales y hacer una evaluación
técnica) en el momento en que estimamos que ya están
listos para ello. Pero de ello deducimos que debemos
incorporar algún ajuste en la dinámica para reducir
la resistencia inicial a pasar a la fase de desarrollo
autónomo, para que se incremente su conanza en
ellos mismos.
En ocasiones nos sorprenden cambios actitudinales
que se producen en algunos participantes en especial,
porque superan con creces nuestras expectativas. Nos
referimos a casos como el de aquellos docentes que,
tras haberse mostrado de inicio totalmente escépticos
con respecto al modelo educativo, se convierten meses
después en sus defensores más acérrimos y en los
mejores apoyos que encuentran los directores a la
hora de continuar la experiencia en la etapa autónoma.
Interpretamos que, en parte, eso viene dado por la
dinámica dialogante que se genera en el seno de la
comisión. La propia asesora también debe convencer
a los demás con argumentaciones y explicaciones, al
mismo tiempo que demuestra que cada tarea solicitada
tiene un sentido y una utilidad dentro del proceso.
Otro caso interesante es el de un profesor que al
principio no se dirigía a los demás (ni siquiera la
mirada, la mantenía ja en la pantalla en la que se iban
proyectando los acuerdos tomados) y que, pasados
cuatro meses, incluso bromeaba con sus compañeros y
propiciaba el dinamismo de las sesiones. Es un ejemplo
entre los muchos que nos permiten armar que se están
produciendo avances importantes en lo que se reere
a las relaciones interpersonales y académicas que se
dan entre profesores de un mismo departamento en
un mismo campus y entre profesores de un mismo
departamento de diferentes campus.
En los últimos meses estamos percibiendo un
interesante fenómeno que apunta en la misma línea:
La persona del CDC que trabaja con las comisiones
es siempre la misma y eso le permite mantener un
enfoque comparativo entre las diferentes carreras
para enriquecer unas comisiones con la experiencia
y producciones de otras. En ocasiones, las propias
comisiones generan herramientas o modos diferentes
de hacer los análisis que la asesora deja uir si no
perjudican el proceso e incorpora a su banco de
recursos para proporcionarles la alternativa a otros
equipos en los que identica características o estilos
semejantes.
Lo interesante es que esa perspectiva parece
permear también en los docentes que participan en
las comisiones y ya tenían unas buenas relaciones
entre ellos antes de pasar por el proceso. Nos hemos
percatado de que cada vez son más frecuentes los
encuentros informales o incluso casuales en los que
los participantes en una comisión consultan a los
participantes de otra sobre alguna cuestión de común
interés o en los que participantes de un departamento
avanzado explican a los de otro que está comenzando
su andadura que deben tener un poco de paciencia
porque pronto lo entenderán todo.
De hecho, cuando preguntamos a los integrantes
de comisiones cuyos planes de estudios ya se han
aprobado sobre cómo se han sentido en la experiencia,
nos explican que, aunque entienden que así es como
debe hacerse, se trata de un proceso prolongado y
afanoso. También nos indican que al principio se sentían
perdidos y que, de repente, parecía que todo encajaba
como en un gran rompecabezas. Eso nos hace pensar
que se están produciendo aprendizajes signicativos.
Nos llaman la atención sobre el hecho de que es un
trabajo que requiere de mucha dedicación y esfuerzo,
motivo por el que consideran que los participantes
deberían ser recompensados y reconocidos de algún
modo por realizarlo.