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A la vista de los resultados obtenidos, el
trabajo colaborativo e interdisciplinario deta-
llado en el presente artículo (donde
docentes e investigadores han desarrollado
roles perfectamente definidos y complemen-
tarios) constituye un paso sustancial en la
ruptura de las barreras existentes para el
abordaje interdisciplinario. Habida cuenta
que, en los primeros años de su plan de
estudios, una parte considerable de los
contenidos suele presentarse descontex-
tualizada en relación a situaciones cercanas
a la realidad, el propiciar el tipo de ense-
ñanza centrada en los estudiantes requiere
poner en relevancia aquellas actividades
que posibiliten transferir los aprendizajes de
manera creativa, participativa y sumamente
motivadora.
de respuestas favorables en este sentido.
Aun así, solo un 34% hace hincapié en los
vínculos existentes entre los temas y un
44% de los estudiantes no está seguro de
hacerlo.
Referencias
aplicación e integración los conceptos
aprendidos.
En estos últimos años se han implementado
nuevas formas de pedagogía, tales como el
aula invertida, el aprendizaje combinado y la
gamificación, lo cual da cuenta que los
avances tecnológicos están cambiando las
perspectivas hacia las cuales se orienta la
educación (Yuan y Powell, 2013). Es sabido
que posteriormente a la entrada al nuevo
milenio los roles ejercidos por parte de los
ingenieros se han ido modificando, ten-
diendo hacia un entorno global estre-
chamente conectado. Los ingenieros del
siglo XXI deben abordar problemas
complejos, pudiendo desenvolverse en
contextos colaborativos e interdisciplinarios
(Shuman y Besterfield-Sacre, 2019). Bajo
dicha premisa, la interdisciplinariedad
adquiere un lugar de privilegio en el ámbito
educativo, pues posibilita que los estu-
diantes profundicen la aplicación de la teoría
a una práctica relacionada con varias
asignaturas. Debe entenderse que no se
trata de que el alumno logre una simple
Respecto de la autoevaluación de los
participantes, la misma nos permite
contemplar cuál es el grado de avance de
sus aprendizajes. Casi el 80% manifiesta
ser capaz de relacionar los conceptos
aprendidos con otros anteriores y solo el
10% expresa tener dificultad en entender las
relaciones existentes entre los temas
propios de la materia. Sin embargo, cuando
se indaga respecto del uso de modelos
matemáticos para la resolución de situa-
ciones problemáticas, mientras un 41%
asume poder identificar dichos modelos, un
51% afirma no estar seguro de poder iden-
tificarlos correctamente. La respuesta es
similar cuando se les consulta respecto de si
logran aplicar los conceptos aprendidos
sobre funciones a otras áreas de estudio.
En cuanto a la toma de conciencia respecto
de la importancia de poder establecer
relaciones entre las distintas áreas de
conocimiento, se observa más de un 89%
ocasiones la implementación de dichas
técnicas no resulta tan fácil para los
docentes. Las distintas asignaturas poseen
características, objetivos y métodos que las
distinguen, rasgos que se extienden
también a las disciplinas académicas. Es
por ello que en un principio resulta complejo
hallar un punto de encuentro entre
académicos pertenecientes a diferentes
áreas de la enseñanza, a modo de diseñar e
implementar secuencias didácticas en
forma conjunta. Se observan, en general,
restricciones situacionales relacionadas a la
cobertura de contenido, la falta de tiempo,
las normas departamentales, cierta resis-
tencia por parte del estudiante, limitaciones
áulicas y una estructura del cursado poco
flexible (Finelli y Froyd, 2019). No obstante,
entendemos que el rédito obtenido como
resultado de efectuar una actividad
interdisciplinaria justifica con creces el
esfuerzo invertido por parte de los docentes
en sortear dichos impedimentos, con el fin
de poder definir una actividad combinada.
Por su parte, el desarrollo de la actividad en
sí misma constituye un punto de interés a
ser destacado. Si bien los estudiantes
contaron con acceso previo al conocimiento
tanto de las herramientas matemáticas a ser
aplicadas como de la problemática especí-
fica a ser evaluada (el estudio de la presión
arterial), el acceso al ecosistema de
medición (particularmente a los dispositivos
utilizados para la adquisición de las series
temporales a evaluar) determinó una siner-
gia sumamente enriquecedora. Aspectos
tales como la descripción del fenómeno bajo
estudio desde el campo de la fisiología, el
análisis del método de medición, la
vinculación con conocimientos preexisten-
tes de otras áreas (la física o la biología) y
su propia participación, consolidaron un
disparador integrador. Este último dio origen
a interrogantes tales como ¿mi especialidad
me posibilitará resolver este tipo de proble-
máticas?, ¿mis capacidades me permitirán
concebir dispositivos y algoritmos que
posibiliten dicha resolución?, ¿podré vin-
cular mi carrera académica con actividades
ligadas a investigación y desarrollo?, los
cuales tienden a ejercer un efecto moti-
vador, definiendo un horizonte específico en
una etapa temprana de la vida universitaria.
aplicación de la teoría a algunos problemas
típicos, sino que la práctica se constituya en
una fuente de conocimiento teórico. En
relación a ello, el trabajo con actividades
que relacionen la matemática con otras
disciplinas, favorece la integración de
conceptos relacionando la nueva infor-
mación con aquella ya adquirida. Si bien en
el proceso de resolución utilizarán con-
ceptos ya estudiados en la asignatura, la
tarea propuesta les exigirá el desarrollo de
nuevas habilidades, relacionando lo apren-
dido de manera transversal. Es por ello
que la interdisciplinariedad aplicada a la
enseñanza constituye una estrategia
poderosa, ya que, más allá de resultar
motivadora para los estudiantes, les permite
desplegar destrezas que resultarán bene-
ficiosas no solo en el abordaje de los
contenidos de las asignaturas de años
superiores, sino además en su futuro
desempeño profesional. De este modo, la
oportunidad de poner sus ideas en acción
proporciona a los estudiantes herramientas
para desenvolverse en dominios totalmente
ajenos al entorno áulico e incluso apuntar a
aquellos que tal vez no existan al momento
de recibir su diploma. Este tipo de
actividades conforma una iniciativa ideal
con miras a enfrentar un contexto
globalizado de crisis planetaria, pero al
mismo tiempo de grandes oportunidades
(Armentano, 2012).
Un aspecto a considerar de la experiencia
descripta es que no se ha cotejado el
rendimiento académico del grupo de estu-
diantes respecto de otro donde dicha
actividad no fue implementada. No obs-
tante, se han documentado experiencias
previas que demuestran el elevado grado de
aceptación manifestado por los estudiantes
en relación a actividades de carácter
interdisciplinar, junto con el beneficio que
implica su incorporación en el programa
académico en términos de: motivación,
comprensión de la realidad, resolución de
problemas, interacción con sus pares,
cooperación y discusión de puntos de vista
(Corbacho, 2018; Lyall et al., 2015; Peña,
2015; Lenoir, 2013; Culasso y Saiz, 2014;
Osman, Hoing y Vebrianto, 2013; Skates,
2003). Sin embargo, en determinadas
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