CUADERNO DE PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA | VOL. 19 NÚMERO 38 | PP 162 - 170
165
Dependiendo de cómo se dena el aprendizaje y
los procesos implicados en él, variará la denición
de este constructo. Al conocer estos aspectos, los
docentes universitarios pueden diseñar estrategias
para mejorar el proceso de aprendizaje.
Lo más común es que, a la hora de enseñar, por
lo general, los docentes se dividen en dos tipos:
los que utilizan un modelo de enseñanza de tipo
expositivo para la trasmisión de información y los
que utilizan un modelo de enseñanza interactivo
centrado en el aprendizaje (Aguilera, 2012). Sin
embargo, el reto actual de los docentes debe
iniciar con el reconocimiento de las características
innatas que tiene cada uno de sus estudiantes
para aprender y asimilar información de su entorno;
también debe saber que todos los estudiantes
pueden aprender fácilmente cuando ellos mismos
reconocen sus estilos de aprendizaje, aunque el n
del docente es diseñar e implementar actividades
pedagógicas acorde a estas características. Esto
se convertiría en sí mismo en una actividad de
innovación didáctica.
No cabe duda que cada estudiante tiene un estilo
de aprendizaje particular o su propia combinación
de estilos. A pesar de ello, Bester y Noke (2016)
señalan que los estilos de aprendizaje preferidos
de los profesores no necesariamente corresponden
con los estilos de aprendizaje de sus estudiantes.
Así las cosas, el profesor que desee un aprendizaje
más acorde a las necesidades y, por tanto, más
signicativo, debería iniciar el proceso pedagógico
identicando los estilos de aprendizaje de sus
estudiantes. En ese sentido, el profesor que se
dedica a conocer los estilos de aprendizaje de
sus estudiantes estará innovando en su práctica
pedagógica (Ros Martínez et al., 2017; Evergreen
et al., 2018)
La teoría de los estilos de aprendizaje también se
relaciona con el rendimiento académico, ya que
se parte de la concepción de que el conocimiento
sobre los estilos de aprendizaje promueve el
desarrollo de las habilidades y destrezas (Gallegos
et al., 2017). Sin embargo, el estudio de Fan et al.
(2015) concluye que los estudiantes con diferentes
estilos de aprendizaje revelaron diferencias notables
en el logro de aprendizaje, pero no diferencias
notables con el aprendizaje signicativo.
Con todo, es recomendable conocer los estilos
para comprender los procesos y preferencias de
aprendizaje de los estudiantes, de esta manera, los
profesores pueden implementar las estrategias de
enseñanza adecuadas. Esto se complementa con lo
expresado por Martínez (2007), quien arma que los
docentes deben conocer las características de cada
estudiante para atender sus diferentes necesidades
de aprendizaje. Özyurt et al. (2013) agregan además
que los estudiantes con dicultades académicas
aprenden mejor cuando el docente conoce sus
estilos de aprendizaje y diseña ambientes acordes a
estos. Todos los autores resaltan lo imprescindible
que resulta para el profesorado conocer los estilos
de aprendizaje de sus alumnos con el n de mejorar
el aprovechamiento en el aula.
Como antes dijimos, una de las pruebas más
utilizadas para conocer los estilos es el cuestionario
CHAEA, instrumento proveniente de las
investigaciones de Honey y Alonso que se enfoca
en “cómo las personas dieren en la forma en que
inician, investigan, absorben, sintetizan y evalúan
diferentes inuencias educativas en su entorno
e integran sus experiencias y la velocidad de
aprendizaje…”. Su modelo contiene 80 preguntas
que ayudan a identicar a los alumnos activos,
reexivos, teóricos y pragmáticos. (Alonso et al.,
2007, p. 47). Empero, como indica Ros Martínez
(2017), para el diagnóstico de los estilos de
aprendizaje también debería tomarse en cuenta
una gran variedad de aspectos básicos que deben
entrar en juego de acuerdo al nuevo paradigma
educativo: la planicación del aprendizaje, la
atención a la participación social, el desarrollo
de las competencias básicas, el cambio del rol
del profesor y el alumno, los nuevos entornos de
aprendizaje y el uso de las TIC, entre otros.
El instrumento CHAEA se fundamenta en la
teoría de Kolb (1981). Como es sabido, Kolb
(1981) plantea que los sujetos pueden aprender
por: experiencias (estilo activo); por convertir en
oportunidades de aprendizaje lo que analizan (estilo
reexivo); los que pueden llegar a conclusiones
(estilo teórico) o mediante la implantación de una
idea (estilo pragmático). La hipótesis de Kolb indica
que mientras más estilos de aprendizaje conoce y
domina el sujeto, mayor es también el aprendizaje
que puede lograr. En concreto, el autor señalaba