CUADERNO DE PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA | VOL. 21 NÚMERO 42 | PP 172 - 181
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Por otro lado, Runte y Pérez (2020) se propusieron comparar la transición de estudiantes de secundaria
que ingresan a la carrera de Educación entre una universidad en Brasil y otra universidad en España.
Se utilizó un instrumento que contempló las siguientes dimensiones: adaptación al aprendizaje,
adaptación a la nueva vida, adaptación a la información, horarios y recursos, además del sentido de
autoestima y autonomía. Los resultados muestran diferencias no signicativas en la capacidad de
adaptarse a la nueva vida y otros factores. Los estudiantes brasileños parecen adaptarse mejor a los
cambios, información y horarios, pero tienen menos autonomía y autoestima que los españoles. Por
otro lado, los resultados sugieren que la adaptación resulta más difícil cuando estos deben alejarse
de su domicilio familiar, como ocurrió en el caso de los españoles. De igual modo, los investigadores
recomiendan desarrollar más consistentemente la inteligencia emocional de los estudiantes.
Huaman (2022) señaló que el apoyo familiar, de los pares y de la institución, así como la motivación
intrínseca, la autoecacia académica, las estrategias de aprendizaje autorregulado, el sentido
de pertenencia y la satisfacción con la carrera facilitan la transición. Lo anterior contribuye a que
los estudiantes se sientan más implicados con sus estudios, al igual que incide en desarrollen
competencias necesarias para afrontar los retos académicos y personales que se les presentan. En
cambio, entre los factores que dicultan la transición se encuentran el estrés académico, la ansiedad,
la depresión, el bajo rendimiento, el abandono, la falta de orientación vocacional, la falta de hábitos
de estudio, la procrastinación, el aislamiento social y la incompatibilidad entre las expectativas previas
y la realidad universitaria. Estas circunstancias pueden generar en los estudiantes sentimientos de
frustración, desilusión, desmotivación y desadaptación, hasta afectar negativamente su salud física
y mental (Herrero et al., 2017).
El estudio longitudinal realizado por Panadero et al. (2022) se propuso analizar diarios de aprendizaje
de estudiantes universitarios de primer año para evaluar cinco variables clave: satisfacción, retos
académicos, trayectorias emocionales y motivacionales, y estrategias de aprendizaje. Sus hallazgos
revelan que la satisfacción de los estudiantes uctuó a lo largo del primer año de universidad,
disminuyendo durante ambos semestres debido a las actividades de evaluación. Respecto a los
retos, los estudiantes inicialmente enfrentaron dicultades con las evaluaciones y la adaptación a
nuevas amistades, pero reportaron menos desafíos a medida que avanzaba el año. En cuanto a las
trayectorias emocionales y motivacionales, se observó un incremento de la ansiedad y la tristeza
acentuadas durante los períodos de evaluación. Además, la vergüenza a participar o involucrarse
socialmente fue común al inicio del curso, pero desapareció a medida que los estudiantes se
familiarizaban con su nuevo contexto.
Contexto socioeconómico y cultural: un factor determinante
Según Rodríguez-Fernández et al. (2015), el contexto socioeconómico y el nivel sociocultural
tienen un impacto signicativo en la experiencia de cambio de los estudiantes porque afectan sus
oportunidades, recursos, motivaciones y obstáculos. Pérez et al. (2020) explican cómo se da esta
incidencia:
• Nivel socioeconómico: Los estudiantes de entornos socioeconómicos bajos a menudo
enfrentan importantes barreras económicas, educativas y culturales para permanecer en
la universidad, lo que puede conducir a desigualdad y exclusión social. Esta problemática