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EDITORIAL
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Los conocimientos emergentes y las particulares de cada contexto actúan como impulsores del
cambio educativo. Así, la innovación educativa sirve como motor para enfrentar situaciones derivadas
de las prácticas docentes y de las necesidades del alumnado. Innovar en educación implica
introducir modificaciones en el proceso de formación, con el propósito de mejorar los resultados
de aprendizaje. Esta concepción incluye el uso creativo de recursos en formas novedosas, así
como replanteamientos en los planes de estudio. Cada proyecto de reforma educativa nace de la
identificación de un problema, lo cual requiere un análisis detallado de la situación que se busca
transformar. En este sentido, las reformas educativas deben generar un cambio intencionado para
ser consideradas como tales.
En las aulas universitarias, esta intención promueve transformaciones en las estrategias de enseñanza
y en la adaptación de los contenidos a los avances culturales. Dichas modificaciones responden,
además, a las necesidades formativas del estudiante del siglo XXI. Para atender tales demandas,
resulta imprescindible incorporar métodos que prioricen el aprendizaje activo. En este tenor, el
objetivo central de las metodologías activas, como el aula invertida, la gamificación o el aprendizaje
basado en proyectos, es promover el desarrollo de competencias en contextos variados del mundo
profesional. En otras palabras, persiguen que el estudiante sea capaz de integrar conceptos de
diversa índole, desde lo procedimental hasta lo actitudinal, a situaciones reales de aprendizaje,
incluso aquellas que se desvían de los patrones estudiados en el aula universitaria. Para lograr este
objetivo, se tendrán que activar saberes previos de diversas áreas vinculadas con el problema, por
lo que un planteamiento interdisciplinar de las tareas académicas resulta imprescindible para formar
profesionales competentes, cuyos conocimientos trascenderán las aulas.
Este ambiente social, marcado por la globalización, exige soluciones creativas y adaptadas a las
necesidades actuales de aprendizaje. Así, en esta edición número 43, del volumen 22, exploramos
experiencias pedagógicas guiadas por los principios del aprendizaje activo y las metodologías que
priorizan la integración disciplinar. Este interés de los investigadores refleja el compromiso de sus
instituciones por transformar la experiencia educativa en la educación superior.
El primer artículo de esta edición, titulado “La mediación en la enseñanza de lenguas en la educación
superior: resultados cualitativos de un proyecto interdisciplinar”, de Iria Bello Viruega, relata la
implementación de enfoques interdisciplinarios para el desarrollo de habilidades de mediación en
el grado en Dirección Hotelera de la Universidad de las Islas Baleares. A través de la investigación-
acción, el proyecto involucró las asignaturas Inglés para Ejecutivos y Relaciones Laborales en el
Sector Hotelero. Los hallazgos destacan cómo la metodología permitió a los estudiantes mejorar su
competencia comunicativa en una lengua extranjera, al aplicar conocimientos lingüísticos en casos
prácticos de su vida profesional. Continuando con esta línea, Bonny Ortiz-Andrade, en “Enseñanza
interdisciplinaria de las Ciencias Biológicas a estudiantes no STEM mediante aprendizaje basado
en proyectos”, explora cómo el aprendizaje basado en problemas (ABP) motiva a los estudiantes
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y fomenta el pensamiento crítico. A través de un diseño metodológico mixto, el estudio mostró
que el 97.2 % de los participantes percibió mejoras significativas en la integración de conceptos
biológicos aplicados a la Medicina, lo que evidencia la factibilidad de aplicar el ABP mediante un
enfoque interdisciplinar.
Como se ha mencionado antes, la innovación responde a necesidades diagnosticadas en el contexto
educativo, pues su fin último es impactar en la solución de un problema. Al respecto, en el ámbito
de la República Dominicana, Dirwin Alfonzo Muñoz Pinto y Jesús Ramón Guillén Ruiz exploran el
impacto del uso de recursos innovadores para mejorar los bajos resultados del país en esta área.
Para ello, presentan una revisión de la literatura en su artículo “El rol pedagógico del laboratorio de
matemáticas en el desarrollo de competencias”. Este estudio analiza 27 artículos bajo el protocolo
PRISMA para evaluar cómo los laboratorios matemáticos, al combinar materiales manipulativos y
herramientas tecnológicas, mejoran la comprensión de polinomios en estudiantes de secundaria,
lo que sienta las bases para prácticas replicables en niveles superiores.
Desde otro ángulo, el cambio hacia la innovación puede también generar conflictos entre las altas
expectativas de transformación que se plantean los sistemas educativos y el poder de actuación
real que tienen los actores. En este sentido, en el artículo “Tensiones entre la gestión institucional y
la autonomía docente en la evaluación de los aprendizajes para el aseguramiento de la calidad en la
educación superior”, Richar Alberto Rangel Martínez analiza cómo la nueva normativa de evaluación
que persigue mejorar la calidad de la educación superior puede limitar la autonomía del personal
docente. En su investigación se propuso analizar las percepciones de 17 docentes a través de
grupos focales. El estudio identifica conflictos entre la estandarización exigida por las normativas
institucionales y la autonomía docente para adaptar las evaluaciones al contexto de los estudiantes,
lo que abre un debate sobre el equilibrio entre calidad y flexibilidad. Por otro lado, Rafael Eugenio
Robles Morales en “Factores determinantes en la adopción de inteligencia artificial en la educación
superior dominicana” procura examinar los factores determinantes en la adopción efectiva de
inteligencia artificial (IA) en la educación superior dominicana, ante el creciente uso de esta tecnología.
Los resultados revelan que las actitudes de los docentes hacia la IA y el apoyo institucional son los
predictores más significativos de la adopción efectiva. Las competencias digitales mostraron un
efecto indirecto significativo, mientras que la infraestructura tecnológica mostró un impacto mínimo.
En un tenor distinto, Danny Gonzalo Rivera Flores, Cristina Belén Caizaluisa Herrera y Amada Estefanía
Guerrero Paredes presentan su investigación titulada “Impacto del estrés académico en la atención
selectiva de los estudiantes universitarios”. Este estudio cuantitativo y correlacional, aplicado a 305
estudiantes con herramientas como el inventario SISCO SV y el examen D2, reveló altos niveles de
estrés que afectan significativamente la atención selectiva. Tales hallazgos subrayan la necesidad
de estrategias pedagógicas y de apoyo psicoemocional.
La inclusión educativa también ocupa un lugar central en esta edición. De esta manera, Claribel
Martínez y Carlos Arturo González Lara investigan en “Actitudes docentes ante la inclusión de
estudiantes con Necesidades Específicas de Apoyo Educativo (NEAE)” las diferencias en las actitudes
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de 64 docentes de dos centros educativos. Este estudio cuantitativo, descriptivo y transversal aporta
valiosas reflexiones sobre la preparación docente y los retos en la atención a la diversidad.
En el ámbito cultural, Faustino Medina, en “Descortesía verbal: secuencia didáctica para analizar
la presencia de este fenómeno en la bachata”, diseña una propuesta pedagógica para analizar la
representación de la descortesía verbal hacia las mujeres en canciones de este género musical.
Mediante el análisis de insultos, ironías y menosprecios, se busca fomentar una reflexión crítica
y la elaboración de textos expositivos. Dos ensayos complementan esta edición. El primero de
ellos, escrito por Yakoub Abidi, se titula “Enseñanza de la literatura en la clase de ELE: enfoques y
metodologías”. En este texto el autor examina cómo los enfoques literarios enriquecen la enseñanza
del español como lengua extranjera y destaca su importancia en la comprensión cultural. Por su
parte, William Oswaldo Silva Ortiz, en “Cómo las imágenes crean significado: el poder educativo del
lenguaje visual”, analiza las imágenes como lenguajes moldeados por subjetivaciones, con base en
teorías de Peirce, Barthes y Foucault. Este escrito enfatiza el rol del lenguaje visual en la formación
de una ciudadanía crítica.
Finalmente, Genarina Mercedes Caba Liriano cierra esta nómina de 11 artículos con su trabajo
titulado “Opinión de los estudiantes universitarios respecto al uso de celulares y su impacto en la
concentración: la escritura sobre temas polémicos”, cuyo objetivo fue explorar la percepción de
los estudiantes universitarios acerca del uso de celulares u otros aparatos electrónicos en el aula.
Con un enfoque mixto, este estudio revela que, aunque los estudiantes los consideran distractores,
también pueden ser herramientas innovadoras de aprendizaje cuando se utilizan adecuadamente.
Los trabajos presentados invitan a reflexionar sobre las múltiples maneras en que la evolución
educativa puede enriquecer la enseñanza y enfrentar los retos del contexto universitario actual.
Este acercamiento hacia la innovación viene acompañado de la reseña sobre el libro Enseñar a
pensar para aprender mejor, escrita por Evelyn Yirlana Vargas Hernández. De igual modo, José
Alejandro Rodríguez en su reseña nos invita a considerar el valor académico que tiene el Diccionario
del Español Dominicano (DED) para la enseñanza de la lengua, en atención a seguir cambiando la
actitud frente a nuestra forma de hablar y valorar la riqueza que hay en ella.