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Impacto del estrés académico en la atención selectiva de los
estudiantes universitarios
Impact of Academic Stress on Selective Attention in University
Students
Danny Gonzalo Rivera Flores1
Cristina Belén Caizaluisa Herrera2
Amada Estefanía Guerrero Paredes3
Resumen
El propósito de este estudio fue determinar el nivel de estrés académico y su impacto en la atención
selectiva de estudiantes universitarios. Para ello, se identificó el nivel de estrés académico y se
analizaron los niveles de atención selectiva experimentados por el alumnado. El estudio es de carácter
cuantitativo y correlacional. Se aplicó el inventario SISCO SV y el examen de atención D2; mientras
que la correlación se realizó a través de Tau-b de Kendall. La muestra estuvo constituida por 305
estudiantes de la Universidad Técnica de Ambato. Los principales resultados indican que el 36 %
tenía un nivel severo de estrés y el 49 % un nivel moderado. En cuanto a la atención, el 37 % tenía
una capacidad de procesamiento visual baja y el 56 % tenía una concentración baja. Además, se
encontró una fuerte estimulación negativa entre la atención selectiva y el estrés académico, lo que
sugiere que la capacidad de procesamiento visual y la concentración disminuyen con altos niveles
de estrés. En definitiva, este estudio resalta la importancia de abordar el estrés académico como
una prioridad en las estrategias educativas y de salud mental.
Palabras clave: estrés, atención selectiva, rendimiento académico, bienestar, emociones.
_____________________________
1 Psicólogo Educativo y Orientador Vocacional, Magíster en Diseño Curricular y Evaluación Educativa, Máster Universitario en
Psicopedagogía, Universidad Técnica de Ambato. Para contactar al autor: dannygriveraf@uta.edu.ec
2 Licenciada en Psicopedagogía, Universidad Técnica de Ambato. Para contactar a la autora: ccaizaluisa0212@uta.edu.ec
3 Psicóloga Educativa y Orientadora Vocacional, Unidad Educativa Juan León Mera “La Salle”. Para contactar a la autora:
jlae.amada.guerrero@lasalleambato.edu.ec
ISSN (en línea): 1814-4152 / Sitio web: http://cuaderno.pucmm.edu.do
CÓMO CITAR: Rivera, D., Caizaluisa, C. y Guerrero, A. (2025). Impacto del estrés académico en la atención selectiva de los
estudiantes universitarios. Cuaderno de Pedagogía Universitaria, 22(43), 62-78.
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Abstract
The purpose of this study was to determine the level of academic stress and its impact on selective
attention among university students. To achieve this, the level of academic stress was identified,
and the levels of selective attention experienced by the students were analyzed. The study is quan-
titative and correlational in nature. The SISCO SV inventory and the D2 attention test were applied,
while the correlation was determined using Kendall’s Tau-b. The sample consisted of 305 students
from the Technical University of Ambato. The main findings indicate that 36% of the participants ex-
hibited severe levels of stress, while 49% experienced moderate stress. Regarding attention, 37%
demonstrated low visual processing capacity, and 56% showed low concentration. A significant
negative correlation was found between selective attention and academic stress, suggesting that
visual processing capacity and concentration decrease as stress levels increase. In conclusion,
this study highlights the importance of addressing academic stress as a priority in educational and
mental health strategies.
Keywords: stress, selective attention, academic performance, well-being, emotions.
Introducción
El estrés académico es una condición reconocida que afecta a los estudiantes en una variedad
de aspectos. Se define como una respuesta fisiológica, psicológica y emocional a las demandas
académicas que se consideran excesivas o desafiantes. Este tipo de estrés suele manifestarse en
síntomas como ansiedad, agotamiento y problemas de concentración, y puede tener un efecto
significativo en la atención selectiva del alumnado (Estrada et al., 2021; Silva-Ramos et al., 2020).
La importancia de abordar el estrés académico radica en las múltiples consecuencias que tiene. Un
estudio reciente de Kao (2024) encontró que el estrés causado por las expectativas académicas
puede afectar el bienestar emocional de los estudiantes y su rendimiento académico. Además,
Teixeira et al. (2022) hallaron una correlación entre el estrés académico, los síntomas psicosomáticos
y los problemas de regulación emocional, lo que demuestra la importancia de desarrollar técnicas
efectivas para manejar el estrés en el entorno académico.
Ahora bien, al hablar de atención selectiva, cabe señalar que es una función cognitiva importante que
permite a las personas concentrarse en tareas relevantes mientras ignoran distracciones innecesarias.
Esta habilidad sirve para realizar tareas académicas como leer, tomar notas y resolver problemas.
Varios estudios han demostrado que los niveles elevados de estrés pueden afectar negativamente
la atención selectiva y, por lo tanto, el rendimiento académico (Pascoe et al., 2020).
Por esta razón, el objetivo de este estudio es determinar el nivel de estrés académico y su impacto
en la atención selectiva del alumnado universitario. De este objetivo se derivan los siguientes:
identificar el nivel de estrés académico que experimentan los estudiantes universitarios de sexto y
séptimo semestre; identificar los niveles de concentración, así como la capacidad de procesamiento
visual en esta población; y determinar la relación entre el estrés académico y la atención selectiva.
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Para ello, en el siguiente apartado se expondrán los antecedentes teóricos y estudios previos
relacionados con las variables, de modo que se construya una base para entender la relación entre
estas. En la metodología, se detallará el enfoque cuantitativo, los instrumentos utilizados y el proceso
de recolección de datos en la muestra estudiantil. Luego, se presentarán los hallazgos clave sobre
los niveles de estrés y atención en los estudiantes, apoyados en tablas y gráficos que facilitan su
interpretación. La sección de discusión analizará los resultados en comparación con investigaciones
previas, con énfasis en sus implicaciones y aportes. Finalmente, las conclusiones sintetizarán los
aspectos más destacados del estudio.
Revisión de la literatura
Estrés académico
Las tres fases de adaptación al estrés son la reacción de alarma, el estado de resistencia y la
fase de agotamiento. En su libro The Stress of Life, publicado en 1956 y actualizado en ediciones
posteriores, el Dr. Hans Selye describió estas fases. Este autor, conocido como el padre del estudio
del estrés desde 1936, fue el primero en comprender la sobreactivación del cuerpo como respuesta
para enfrentar situaciones de peligro (Selye, 1956; Casanova et al., 2023).
El concepto de estrés ha sido estudiado ampliamente desde una perspectiva biopsicológica, donde
se ha analizado cómo nuestro organismo responde y se adapta ante situaciones desafiantes. Por
ejemplo, Selye (1956) describió las fases del estrés desde la alarma hasta el agotamiento, mientras
que Cannon (1932) introdujo la idea de la respuesta de “lucha o huida” como una reacción fisiológica
ante estímulos estresantes. Estudios recientes han expandido esta visión, investigando cómo estos
procesos afectan no solo la homeostasis, sino también la salud mental. Por ejemplo, un metaanálisis
de Emmer et al. (2024) destaca que la respuesta prolongada al estrés está vinculada a condiciones
crónicas como la hipertensión y trastornos de ansiedad. De igual forma, se argumenta que la
respuesta de lucha o huida es una reacción instintiva ante el estrés, y el tema se ha ampliado al
analizar su impacto en la salud física y mental. Asimismo, se han explorado diversas intervenciones
como el mindfulness y la terapia cognitivo-conductual para mitigar los efectos negativos del estrés
(Davis et al., 2015).
Como se indicó antes, el estrés tiene un impacto significativo en la salud mental de las personas,
afectando múltiples áreas de su vida diaria (Galbán et al., 2022). Este impacto se deriva de la
acumulación constante de demandas y presiones a las que los individuos están expuestos en
entornos laborales, académicos y personales (Sotelo et al., 2020). A medida que estas exigencias
se acumulan, generan un deterioro progresivo en la calidad de vida, lo que afecta tanto el bienestar
emocional como la estabilidad psicológica de los individuos (Retamozo et al., 2024). Como resultado,
el manejo del estrés se ha convertido en un tema central dentro del campo de la salud mental,
donde se exploran intervenciones que busquen reducir sus efectos negativos.
Durante el proceso de aprendizaje, desde la etapa preescolar hasta la universidad, las personas
experimentan diversas formas de estrés (Orlandini, 1999). Los estresores relacionados con las
actividades escolares son responsables de este fenómeno, que se conoce como estrés académico.
Los cambios en el entorno y las demandas académicas hacen que los estudiantes universitarios
sean especialmente vulnerables.
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De acuerdo con Barrera et al. (2024), además del estrés académico, factores como la depresión y la
ansiedad pueden predecir conductas suicidas en estudiantes universitarios en México, lo que refleja
la importancia de identificar y gestionar adecuadamente el estrés en este grupo. Estos componentes
pueden afectar negativamente el desempeño académico, la salud y las funciones fisiológicas de
los estudiantes. Sin embargo, Toctaguano y Eugenio (2023) señalan que la presión relacionada con
el ingreso a la universidad y la finalización de los estudios también puede tener efectos adversos
como dificultades digestivas y trastornos del sueño, que no solo impactan a los estudiantes, sino
también a los maestros que comparten un entorno académico de alta presión.
El estrés académico es un fenómeno que puede manifestarse en los estudiantes por diversas
razones, muchas de las cuales son perceptibles para los docentes. Las respuestas a este tipo de
estrés varían, manifestándose a menudo a través de verbalizaciones o emociones negativas, tales
como ansiedad, frustración y enojo. Cada estudiante enfrenta estas reacciones de manera distinta:
mientras algunos pueden tolerar altos niveles de presión, otros son más susceptibles y reactivos
ante los desafíos académicos. El estudio de García-Jiménez et al. (2024) valida el instrumento
CSI, diseñado para medir las estrategias de afrontamiento del estrés académico en estudiantes
universitarios de ambos géneros, lo que proporciona una herramienta clave para la gestión de este
tipo de estrés.
Entre las causas más comunes del estrés académico, se destacan la sobrecarga de trabajo, los
plazos limitados, los exámenes frecuentes que pueden generar bloqueos mentales y el miedo a
las presentaciones orales, señala Corado Urizar (2013, como se citó en Pacheco, 2017). De igual
manera, la exposición a situaciones estresantes impacta al alumnado en los planos psicológico, físico,
cognitivo y social (Melguizo et al., 2023). A nivel físico, el estrés puede provocar dolores musculares
y problemas digestivos, mientras que, a nivel psicológico, se asocia con una serie de síntomas
emocionales como la depresión, la ira y la ansiedad. Sin embargo, el estudio de Melguizo et al.
(2023) se centra específicamente en la comparación de niveles de estrés y burnout entre opositores
a diferentes cuerpos educativos, concluyendo que la resiliencia es un factor clave para prevenir y
gestionar los estados negativos relacionados con el estrés. En cuanto al aspecto cognitivo, se ha
señalado que los efectos combinados de estos síntomas pueden interferir con habilidades como
la atención, concentración y resolución de problemas, aunque es necesario revisar estudios más
específicos sobre la relación entre estos síntomas y el rendimiento académico (Huayta et al., 2022).
Asimismo, en entornos universitarios se ha documentado que la falta de motivación y las dificultades
para establecer relaciones positivas con compañeros y profesores son comunes entre aquellos
con un grado elevado de estrés (Retamozo et al., 2024). En contextos escolares, el estrés ha sido
asociado con conductas disruptivas, como la violencia, y con una disminución del rendimiento
académico debido a la interferencia en los procesos cognitivos fundamentales para el aprendizaje
(Sotelo et al., 2020).
Atención selectiva
La teoría del filtro, introducida por Broadbent en 1958 (como se citó en López, 2018), ha sido
fundamental en el estudio de la atención, la cual se define como el proceso mediante el cual
seleccionamos qué información se procesará y qué será descartado. En el ámbito educativo,
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esta teoría ha sido clave para entender cómo los estudiantes procesan y retienen información en
ambientes cargados de estímulos (Arboix-Alió et al., 2022). Estudios recientes han demostrado que
la capacidad de filtrar distracciones es crucial para el éxito académico, especialmente en tareas
que requieren concentración sostenida, como la resolución de problemas matemáticos o la lectura
comprensiva (Estrada-Trespalacios et al., 2022).
De ese modo, la atención selectiva emerge como un factor crucial que influye directamente en el
rendimiento académico de los estudiantes. Según el estudio de Gavaldón y Ambrosy (2023), se ha
evidenciado que aquellos estudiantes que poseen la capacidad de ignorar estímulos irrelevantes
tienden a tener un mejor desempeño en actividades cognitivas complejas. Esto incluye tareas
fundamentales como la comprensión de textos y la resolución de problemas científicos.
La atención selectiva no solo afecta la capacidad de los estudiantes para realizar tareas académicas,
sino que también se correlaciona con la retención de información. Aquellos que enfrentan dificultades
para mantener la atención suelen experimentar mayores obstáculos en la asimilación y aplicación
del conocimiento en situaciones nuevas. Esta relación sugiere que la atención selectiva no es un
mero aspecto cognitivo; más bien, se trata de un componente integral que afecta la transferencia
de aprendizaje, es decir, la habilidad de aplicar lo aprendido en contextos diferentes.
La atención selectiva es un tipo específico de atención que permite a una persona concentrarse en
un estímulo relevante mientras filtra información irrelevante o distractora. A diferencia de la atención
general, que implica un estado de alerta y disposición para procesar estímulos, la atención selectiva
implica una capacidad más refinada de discriminar entre lo que es importante y lo que no lo es en un
contexto determinado (Gaitán-Gómez et al., 2022). Este proceso es crucial en el ámbito educativo,
ya que permite a los estudiantes enfocarse en las tareas de aprendizaje, ignorando ruidos o estímulos
emocionales que puedan interferir en su concentración.
En un estudio sobre el impacto de la atención en el aprendizaje, Arboix-Alió et al. (2022) analizaron la
relación entre las capacidades físicas, el hábito de realizar actividad física y la capacidad de atención
selectiva en una muestra de estudiantes de enseñanza secundaria. Los resultados indicaron que el
entrenamiento en técnicas de atención plena (mindfulness) y en la mejora de la concentración estaban
relacionados con un aumento significativo en el rendimiento académico de los estudiantes. Estos
hallazgos refuerzan la idea de que la atención no solo es un proceso pasivo de selección de estímulos,
sino que también puede ser entrenada y mejorada para potenciar las capacidades cognitivas en
los contextos educativos. En la discusión, los autores afirman: “También sería interesante efectuar
investigaciones con diseños longitudinales y así evaluar la relación de estas variables a lo largo de
la etapa madurativa del alumno y ver si existen períodos donde la relación entre dichas variables se
modifica” (Arboix-Alió et al., 2022, p. 8). En otras palabras, un estudio longitudinal podría llevarse a
cabo en el futuro para explorar estas dinámicas con mayor profundidad.
Estudios recientes han mostrado que las personas con dificultades en la atención selectiva requieren
más tiempo para completar tareas y presentan un mayor riesgo de distracción en ambientes
con múltiples estímulos (Carpio, 2020). En la infancia, el desarrollo de la atención selectiva es un
proceso gradual que depende de factores tanto individuales como ambientales. Diversos autores
han señalado que la intervención temprana mediante estrategias pedagógicas específicas puede
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fomentar estas habilidades desde una edad temprana, mejorando la capacidad de los niños para
resolver problemas y adquirir conocimientos de manera efectiva (Aragundi-Demera y Meza-Intriago,
2023; Introzzi et al., 2019).
En el contexto educativo, una atención deficiente puede llevar a problemas como el estrés, la
frustración, el desinterés y el bajo rendimiento académico, e incluso contribuir a la deserción escolar
(García-Herrera et al., 2024). Dentro de las diversas formas de atención, la atención selectiva y
sostenida son clave, ya que permiten a los estudiantes concentrarse en una tarea durante períodos
prolongados a pesar de las distracciones. Esta capacidad de mantener el enfoque no solo facilita
la comprensión de la información, sino que también mejora el pensamiento crítico y reduce la
sobrecarga mental.
Además, la atención priorizada contribuye significativamente al procesamiento eficaz de la información,
lo que facilita la adquisición de conocimientos y la resolución de problemas. Investigaciones sugieren
que una atención selectiva bien desarrollada refuerza la memoria y permite a los estudiantes discriminar
entre estímulos relevantes e irrelevantes (García-Herrera et al., 2024).
En términos del procesamiento de estímulos emocionales, Aragundi-Demera y Meza-Intriago (2023)
identifican dos componentes fundamentales: el cambio de orientación atencional y la modulación
emocional. El cambio de orientación atencional ocurre cuando la atención visual se desplaza hacia
un objeto o estímulo relevante, permitiendo que los estudiantes procesen y prioricen la información
de manera eficiente en ambientes educativos. Por otro lado, la modulación emocional se refiere a
la forma en que los estudiantes pueden regular sus emociones para influir en su atención y en su
capacidad para concentrarse en la tarea en cuestión. Estos mecanismos son esenciales para el
aprendizaje efectivo en contextos educativos.
Las expectativas del sujeto, que se refieren a la atención prestada mientras se espera un estímulo
anticipado, y la intencionalidad, que permite mantener el foco solo en los estímulos importantes,
son los componentes más relevantes de la atención selectiva. La orientación es la capacidad de
enfocar los recursos cognitivos en estímulos percibidos voluntariamente, mientras que la activación
de los procesos cognitivos permite procesar información del entorno. La concentración, por su parte,
es la habilidad de enfocarse en un solo estímulo y la flexibilidad cognitiva, por otro lado, facilita el
cambio de atención.
En tal sentido, la atención selectiva se considera la capacidad de mantener el foco atencional en
una sola actividad durante largos períodos de tiempo, lo que resalta la necesidad de investigar su
impacto en el aprendizaje de los estudiantes. Esta capacidad permite a los estudiantes concentrarse
en lo que consideran más interesante e importante durante los procesos de aprendizaje. Para
lograrlo, es fundamental enfatizar en ciertos aspectos ya mencionados que se relacionan con la
atención selectiva en el aprendizaje, como la habilidad para filtrar información relevante, lo que
facilita el proceso de aprendizaje; la concentración, que es esencial para el procesamiento eficiente
de datos; y la capacidad de eliminar obstáculos ambientales, tecnológicos o mentales que puedan
obstaculizar el aprendizaje. El enfoque de los estudiantes en estímulos o información relevantes
mejora su capacidad de memorización y retención.
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Sin embargo, Bustillos-Freire et al. (2024) concluyen que “los datos extraídos no dejan clara la
direccionalidad de la relación sobre la atención selectiva y el aprendizaje de los estudiantes, aun
cuando existen estudios emergentes que demuestran una bidireccionalidad y un desarrollo paralelo
entre ambas variables” (p. 31). Por lo tanto, aunque se reconoce la importancia de la atención
selectiva, es necesario considerar la complejidad de su relación con el aprendizaje, lo que sugiere
la necesidad de investigaciones más profundas en este ámbito.
Metodología
Este estudio adoptó un enfoque cuantitativo, ya que se basó en la recolección y análisis de datos
numéricos a través de cuestionarios estandarizados que midieron tanto la variable independiente
(atención selectiva) como la variable dependiente (estrés académico). El Test de Atención D2 fue
utilizado para evaluar la atención selectiva, mientras que el Inventario SISCO SV, que mide el estrés
académico, permitió recopilar información sobre los estresores, los síntomas y las estrategias
empleadas por los estudiantes para enfrentar el estrés. Ambos instrumentos proporcionaron datos
precisos y cuantificables que facilitaron la comprobación de la hipótesis y el análisis estadístico de
los resultados.
La investigación se llevó a cabo bajo un diseño no experimental transversal, observando y evaluando
las variables en un momento específico, sin manipulación de las mismas. Este tipo de diseño es
adecuado para estudios descriptivos o correlacionales en los que se desea examinar relaciones
entre variables en un tiempo determinado.
La población objeto de estudio incluyó a los 1 816 estudiantes matriculados en las seis carreras
de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación (Educación Básica, Educación Inicial,
Psicopedagogía, Turismo, Pedagogía de la Actividad Física y Pedagogía de los Idiomas Nacionales
y Extranjeros). A partir de esta población, se calculó una muestra probabilística de 305 estudiantes,
utilizando una fórmula estándar de muestreo con un nivel de confianza del 95 % y un margen de
error del 5 %. Los participantes fueron seleccionados mediante un proceso de muestreo aleatorio y
se les solicitó firmar un consentimiento informado que garantizaba la confidencialidad de los datos.
Instrumentos
A continuación, se describen las características de los instrumentos empleados en este estudio:
Test de Atención D2: este instrumento mide la atención selectiva y la concentración en
tareas específicas, a través de 14 filas de letras con un tiempo limitado para completarlas.
Proporciona indicadores sobre la velocidad de procesamiento, el rendimiento general y la
precisión de la atención. El test ha sido validado en diversas poblaciones y es ampliamente
utilizado en investigaciones psicológicas y educativas.
Inventario SISCO SV de Estrés Académico: compuesto por 45 ítems distribuidos en tres
dimensiones (estresores, síntomas y estrategias), el inventario ha sido validado con estudiantes
universitarios, mostrando consistencia interna elevada en cada una de sus dimensiones.
Los resultados son interpretados a través de baremos que permiten identificar los niveles
de estrés académico.
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La revisión de estudios previos confirma la fiabilidad y validez de estos instrumentos en el contexto
educativo universitario (Guzmán-Castillo et al., 2022; Cáceres y Peña, 2013; Pawlowski, 2020).
Adicionalmente, se realizaron pruebas piloto para garantizar que los cuestionarios fueran comprensibles
para la muestra seleccionada.
La tabla 1 representa los dos tipos de baremos válidos para interpretar los datos obtenidos en el
Inventario SISCO SV, en base al manual publicado por Barraza. En la investigación se emplearon los
baremos indicativos, ya que permitieron interpretar el nivel de estrés académico de los estudiantes,
sin la necesidad de hacer comparaciones con una norma que no es representativa, debido a que
fue establecida en población mexicana. Esto ayudó en la comprensión inicial y contextual de los
datos obtenidos.
Tabla 1. Baremos del Inventario SISCO SV
Baremo normativo Baremos Baremo indicativo
De: 0 a 48 % Nivel leve de estrés De: 0 a 33 % Nivel leve de estrés
49 % a 60 % Nivel moderado de estrés 34 % a 66 % Nivel moderado de
estrés
61 % al 100 % Nivel severo de estrés 67 % al 100 % Nivel severo de estrés
Fuente: Basado en Barraza-Macías (2007).
Resultados
Se presentan los hallazgos derivados del análisis de los datos recopilados sobre el estrés académico
y la atención selectiva en estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación.
Utilizando el Inventario SISCO SV, se evaluaron las dimensiones de estresores, síntomas y estrategias
de afrontamiento, mientras que el Test de Atención D2 permitió medir la capacidad de atención
selectiva de los participantes.
Los resultados se organizan en función de los objetivos planteados en el estudio, comenzando con
la descripción de los niveles de estrés académico entre los estudiantes y su relación con la atención
selectiva. Además, se incluyen tablas y gráficos que ilustran la distribución de los datos y permiten
una mejor comprensión de la información. A través de este análisis, se busca proporcionar una
visión clara de cómo estos factores influyen en el rendimiento académico y el bienestar general de
los estudiantes.
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Figura 1. Nivel de estrés académico de los estudiantes
Nota. La presente figura detalla el número de estudiantes y sus respuestas marcadas en cada ítem. A partir de los datos
recopilados de los 305 estudiantes de la Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación, se observó una situación
preocupante. El nivel de estrés académico que sobresale fue otorgado por 149 estudiantes, equivalente al 49 % del grupo,
cuyo nivel fue moderado; seguido de un gran número de 112 estudiantes, correspondiente al 36 % del total, que expresaron
un alto nivel de estrés académico. Solo 33 estudiantes, representados por el 11 %, respondieron en la pregunta filtro que no
experimentaron estrés académico, y 11 estudiantes, o el 4 %, presentaron un nivel leve de estrés.
El hecho de que 112 estudiantes experimenten niveles severos de estrés es alarmante, ya que más
de un tercio de ellos enfrenta un estrés significativo con posibles efectos graves en su salud física y
mental, como ansiedad y depresión. Además, el 49 % de los estudiantes muestra niveles moderados
de estrés, lo que también impacta negativamente en su bienestar y desempeño académico, aunque
de manera menos intensa que el estrés severo.
Resultados obtenidos de la aplicación del Test D2
Para adquirir datos sobre la atención selectiva de los estudiantes universitarios, se aplicó el Test D2,
el cual está conformado por 17 filas. Se tomaron en consideración dos dimensiones debido a su alta
confiabilidad, la efectividad de la prueba o la velocidad de procesamiento (TOT) y la concentración
(CON). Como ambas dimensiones son complementarias, los resultados de cada una son parciales:
la primera evalúa la velocidad de procesamiento de datos visuales, mientras que la segunda evalúa
la precisión o la capacidad para concentrarse en un elemento eliminando los elementos irrelevantes.
Por ello, es importante considerar la tabla de baremos para interpretar los datos obtenidos.
Tabla 2. Baremos del Test D2
TOT/CON
Nivel Rango
5 Alto 81-99
4 Medio alto 61-80
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TOT/CON
Nivel Rango
3 Medio 41-60
2 Medio bajo 21-40
1 Bajo 1-20
Figura 2. Velocidad de procesamiento (TOT)
Nota. Para la obtención de los datos de TOT, se resta el total de respuestas (TR) con el número de errores cometidos en las
omisiones (O) y comisiones (C).
Los resultados del examen D2 se dividieron en cinco niveles de desempeño en la dimensión de
velocidad de procesamiento (TOT), lo que reveló variaciones significativas en la atención selectiva y
la eficiencia cognitiva entre los 305 estudiantes evaluados. La capacidad de procesar información
visual era baja en el grupo más grande, que representa el 37 % de los estudiantes, lo que indica
que una proporción considerable de la muestra enfrenta dificultades en esta área. Mientras que
el 23 % de los estudiantes tienen una velocidad de procesamiento media baja, a pesar de que su
desempeño no es tan malo como el del grupo anterior, todavía tienen problemas importantes por
resolver.
Un 18 % de los estudiantes tienen un nivel medio, lo que indica que estos estudiantes pueden
manejar las demandas académicas típicas con un rendimiento aceptable. Sin embargo, si utilizan
prácticas y técnicas de estudio específicas que maximizan su eficiencia cognitiva, todavía pueden
mejorar. Finalmente, los grupos que lograron alcanzar los niveles medio alto y alto, representados por
el 13 % y el 11 % de los estudiantes, funcionan bien bajo presión, pueden manejar tareas visuales
fácilmente y prosperan en entornos académicos exigentes.
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Figura 3. Índice de concentración (CON)
Nota. Para la obtención de los datos de CON, se resta el total de aciertos (TA) con el total de las comisiones (C).
El índice de concentración (CON) muestra cómo los estudiantes manejan tareas que requieren
un enfoque constante e intenso, lo cual es fundamental para su éxito académico. Los resultados
indicaron que el 56 % de los evaluados poseen un nivel bajo de concentración, es decir, que estos
estudiantes tienen dificultades significativas para mantener la atención en tareas particulares y
evitar errores. Estos datos sugieren que una parte significativa de la muestra tiene dificultades para
mantener la atención en tareas que requieren un enfoque constante.
Además, el 17 % de los estudiantes mostró una capacidad de concentración media baja, mientras que
el 15 % presentó una capacidad media. Una minoría de estudiantes mostró niveles de concentración
medio altos (6.2 %) y altos (5.8 %). Estos resultados indican que la capacidad de atención de los
estudiantes universitarios varía considerablemente dentro de la muestra evaluada.
Tabla 3. Correlaciones de las variables
Correlaciones de las variables D2_TOT D2_CON
Tau_b de
Kendall
S1_Estresores
Coeciente de correlación
Sig. (bilateral)
N
-,014
,007
305
,018
,045
305
S2_Síntomas
Coeciente de correlación
Sig. (bilateral)
N
-,028
,044
305
,015
,058
305
S3_Estrategias
Coeciente de correlación
Sig. (bilateral)
N
-,014
,069
305
,025
,002
305
Nota. Se utilizaron los exámenes SISCO para analizar las tres dimensiones de la primera variable: estresores (S1), síntomas
(S2) y estrategias (S3). Para la segunda variable, se utilizaron los exámenes atencionales D2 para evaluar la efectividad total
(D2 TOT) y la concentración (D2 CON). Se establecieron conexiones significativas utilizando las pruebas estadísticas Tau b
de Kendall y Spearman.
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Los hallazgos demostraron que, excepto para las dimensiones S2 Síntomas con D2 CON, las
dimensiones S1 Estresores y S2 Síntomas se correlacionaron significativamente con D2 TOT y D2
CON (con significancias asintóticas menores a 0,05). La dimensión S3 Estrategias tuvo una conexión
con D2 CON, sin embargo, no con D2 TOT. Estos resultados muestran que el estrés académico
tiene un impacto en la atención selectiva de los participantes. Por lo tanto, se rechaza la hipótesis
nula y se acepta la hipótesis alterna, que sugiere que la atención selectiva de estos estudiantes está
significativamente influenciada por el estrés académico.
Discusión
Los resultados obtenidos a través del Inventario SISCO SV y el Test D2 revelan una situación
preocupante relacionada con el estrés académico y la atención selectiva entre los estudiantes de la
Facultad de Ciencias Humanas y de la Educación. En particular, el 36 % de los estudiantes presentó
estrés académico severo, mientras que el 49 % experimentó niveles moderados. Si no se maneja
adecuadamente, el estrés moderado tiene el potencial de escalar a niveles más complicados, lo
que refuerza la necesidad de brindar al alumnado los recursos y las herramientas para manejar su
estrés de manera efectiva y así prevenir su agravamiento. Sin embargo, solo un pequeño porcentaje
de estudiantes experimenta estrés académico moderado o nulo. Este último grupo puede servir
como un modelo para encontrar y promover estrategias de afrontamiento efectivas que puedan
ser adoptadas por aquellos que experimentan niveles más altos de estrés. Además, brinda una
oportunidad para investigar los hábitos y prácticas que contribuyen a su bajo nivel de estrés y, en
última instancia, implementar estas estrategias en una escala más amplia.
Los hallazgos anteriores están alineados con investigaciones previas que subrayan la prevalencia del
estrés académico en el entorno educativo y su impacto adverso en el desempeño académico del
alumnado (Pascoe et al., 2020). La evidencia sugiere que el estrés no solo afecta la salud mental,
sino que también interfiere con la capacidad cognitiva, lo que puede resultar en un círculo vicioso
donde el bajo rendimiento académico alimenta aún más el estrés.
La relación entre el estrés académico y la atención selectiva se hace evidente al observar que el 56
% de los estudiantes mostró baja concentración. Este hallazgo se conecta con la literatura existente
que sugiere que la ansiedad y el estrés académico pueden deteriorar la capacidad de atención,
lo que dificulta la adquisición y retención del conocimiento (Zheng et al., 2022). Esta situación es
preocupante, dado que la atención selectiva es un componente crucial para un aprendizaje efectivo,
que permite a los estudiantes concentrarse en información relevante mientras ignoran distracciones.
La baja atención selectiva observada puede atribuirse a la sobrecarga cognitiva y emocional que
enfrentan los estudiantes, exacerbada por la presión académica.
Adicionalmente, el 37 % de los estudiantes presentaron velocidades de procesamiento bajas, lo
que indica dificultades para interpretar rápidamente datos visuales y tomar decisiones informadas.
Este aspecto resalta la importancia de considerar cómo las condiciones de estrés afectan la
cognición. Según Takenaka et al. (2021), el estrés psicosocial no solo limita la atención selectiva,
sino que también restringe los recursos cognitivos necesarios para un procesamiento efectivo de
la información. La relación entre la velocidad de procesamiento y la atención selectiva subraya la
necesidad de intervenciones que mejoren estas habilidades a través de estrategias pedagógicas
adaptativas y prácticas.
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En este contexto, es vital explorar la implementación de programas de autorregulación emocional
y manejo del estrés, como sugieren Zhang et al. (2023). La promoción de habilidades emocionales
en el alumnado podría tener un impacto positivo en su rendimiento académico al facilitar una mayor
concentración y atención. Los programas que integran técnicas de mindfulness, entrenamiento en
habilidades de afrontamiento y estrategias de organización del tiempo pueden ser útiles para ayudar
a manejar el estrés y mejorar la atención.
Además, la incorporación de herramientas tecnológicas en el proceso educativo, como aplicaciones
móviles de entrenamiento cognitivo, podría ser una estrategia prometedora. Li et al. (2021) indican
que estas aplicaciones pueden mejorar la concentración y la velocidad de procesamiento, lo
que posiciona a la tecnología como una aliada en el desarrollo de habilidades cognitivas. Estas
herramientas deben ser utilizadas de manera complementaria a métodos pedagógicos innovadores
que fomenten un aprendizaje activo y colaborativo.
Conclusiones
El estrés académico es un problema importante para el alumnado de la Facultad de Ciencias Humanas
y de la Educación, según los resultados del Inventario SISCO SV. Es evidente que se requiere una
intervención inmediata, dado que el 85 % de los estudiantes experimentan algún nivel de estrés
académico, de los cuales el 36 % se encuentra en niveles severos y el 49 % en niveles moderados.
Estos resultados demuestran la importancia de ofrecer programas de apoyo y métodos de manejo
del estrés en el entorno educativo, ya que ayudaría a los afectados a mejorar su calidad de vida
y su rendimiento académico.
Por otra parte, más del 50 % de los estudiantes tienen niveles preocupantes de atención y el 56 %
tiene bajos niveles de concentración, según el análisis del examen D2. Esto llama la atención porque
el rendimiento académico y el procesamiento de la información dependen de la atención selectiva.
Además, el 37 % tenía problemas con la velocidad de procesamiento, lo que afecta su habilidad
para manipular e identificar datos visuales rápidamente. Tales hallazgos resaltan la importancia de
reconocer al alumnado con problemas de atención selectiva y apoyarlo con recursos y estrategias
adecuados.
Utilizando herramientas estadísticas como el coeficiente Tau-b de Kendall y la prueba de Spearman,
este estudio también encontró una correlación significativa entre el estrés académico y la atención
selectiva. Los hallazgos mostraron que la capacidad de los estudiantes para mantener una atención
selectiva disminuye a medida que aumenta el estrés académico, lo que podría afectar negativamente
su rendimiento. Con ello, se resalta la importancia de crear e implementar programas que reduzcan
este tipo de estrés y mejoren las habilidades de atención selectiva. Estos programas incluyen
técnicas de manejo del tiempo, crear ambientes de estudio libres de distracciones y ejercicios de
entrenamiento cognitivo.
Aunque estos resultados son consistentes con investigaciones anteriores, como se vio en el apartado
anterior, una limitación importante radica en que este estudio se llevó a cabo únicamente con
estudiantes de una institución universitaria específica, lo cual restringe la posibilidad de generalizar
los hallazgos a otros contextos educativos y culturales que podrían presentar desafíos distintos.
Asimismo, se empleó un diseño transversal, es decir, esta metodología impide analizar las variables
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a lo largo de los semestres universitarios y, además, no implicó la manipulación de estas. En otras
palabras, no se realizaron intervenciones directas para alterar o controlar los niveles de estrés
académico o la atención selectiva en los estudiantes, por lo que se recomienda la ejecución de
investigaciones longitudinales y experimentales con una muestra mayor.
En conclusión, los hallazgos enfatizan la importancia de ayudar a los estudiantes a manejar las
presiones relacionadas con sus estudios y brindarles los recursos adecuados para mejorar su
bienestar general y su rendimiento académico. Para promover el éxito académico y la salud mental,
es esencial crear un entorno que aborde el estrés académico de manera integral y apoye a los
estudiantes con diferentes niveles de habilidades de concentración. Las instituciones educativas
tienen la responsabilidad de crear espacios seguros donde los estudiantes puedan expresar
sus preocupaciones y recibir apoyo emocional. Por ejemplo, la implementación de programas
de orientación y apoyo psicológico puede ser útil para abordar las necesidades emocionales y
académicas. Invertir en el bienestar estudiantil no solo contribuirá a mejorar el rendimiento académico,
sino que también promoverá una cultura de apoyo y resiliencia dentro de la comunidad educativa.
Finalmente, es importante considerar la formación continua del personal docente en técnicas de
gestión del estrés y atención selectiva. Equipar a los educadores con herramientas y estrategias
para identificar y abordar el estrés en el aula puede resultar en un entorno de aprendizaje más
efectivo y saludable. La colaboración entre todos los involucrados en el entorno escolar es esencial
para desarrollar un enfoque integral que aborde tanto el rendimiento académico como el bienestar
emocional de los estudiantes.
En definitiva, los resultados de este estudio indican que el estrés académico y la atención selectiva
son áreas críticas que requieren atención en el ámbito educativo. La implementación de intervenciones
efectivas, el uso de herramientas tecnológicas y la promoción de un ambiente de aprendizaje saludable
son pasos esenciales para mejorar la experiencia académica y fomentar el éxito a largo plazo.
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