CUADERNO DE PEDAGOGÍA UNIVERSITARIA | VOL. 22 NÚMERO 43 | PP 146 - 162
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Para Brown y Levinson (1987) hay dos tipos de imagen social: negativa2 y positiva3. La primera se
relaciona con el deseo de actuar libremente sin que otros se impongan: hacer o decir cosas en un
territorio determinado. La segunda, por su parte, hace referencia al concepto que se tiene de sí
mismo: identificación de la personalidad para que sea aceptada y respetada. Por esta razón, para
Goffman (1967) resulta necesario identificar las características socioculturales de los demás, con lo
cual es posible regularizar la forma en que se actúa frente a ellos. De modo que, cuando hablamos,
construimos una máscara que puede asumir formas distintas de acuerdo con la meta que se busque
alcanzar durante una interacción.
La descortesía verbal puede definirse como todo enunciado que puede resultar violento u ofensivo
para las personas involucradas. Sus efectos suelen estar relacionados con los patrones culturales y
éticos de los hablantes. Se trata de un acto, regularmente intencionado, que afecta la imagen social
ajena y, en ocasiones, la propia. Para Kaul (2017) la descortesía es “una conducta que introduce
agresividad en las relaciones sociales y los actos de habla que la plasman (primordialmente insulto,
crítica, agravio, reproche, sarcasmo, burla, advertencia, invectiva, acusación, descalificación,
amenaza, reprobación, provocación)” (p. 7). Además, este tipo de actos regularmente se produce
con el objetivo de “dañar la imagen del interlocutor” (Mancera, 2009, p. 437).
Como se observa, la descortesía verbal se utiliza para dañar la imagen social de las personas por
medio de estrategias discursivas. En ese sentido, Melero (2024) sostiene que “la descortesía verbal
y el sexismo van unidas de la mano cuando se trata de criticar a las mujeres políticas a través de su
imagen pública y privada” (p. 481). Se requiere destacar que este tipo de descortesía, regularmente,
se visualiza en las canciones populares. De su parte, Pérez-Salazar (2024) explica que algunos actos
que parecen descorteses pueden no serlo si se considera la relación existente entre los interlocutores;
sin embargo, considera que deben ser analizados desde un punto de vista sociocultural, porque
alguno puede afectar la valoración de la persona a quien se dirige.
Modelos de descortesía verbal
Culpeper (1996), tomando los fundamentos teóricos de Brown y Levinson (1987), desarrolló uno de
los primeros modelos de descortesía verbal. Culpeper (1996) sostiene que los hablantes no siempre
buscan la estabilidad de las relaciones sociales, pues también pueden actuar para quebrantarlas
mediante la violencia discursiva. Culpeper (2005) explica que la descortesía verbal se produce
“cuando: (1) el hablante comunica un ataque a la imagen social del oyente de manera intencional,
o (2) el oyente percibe un comportamiento del hablante como un ataque a su imagen social, o una
combinación de (1) y (2)” (Culpeper 2005, p. 38) (Traducción propia)4.
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2 “ negative face: the basic claim to territories, personal preserves, rights to non-distraction - i.e. to freedom of action and freedom
from imposition” [la reivindicación básica de los territorios, los cotos personales, los derechos a la no distracción, es decir, a la
libertad de acción y a la no imposición] (Brown y Levinson, 1987, p. 61).
3 “positive face: the positive consistent self-image or ‘personality’ (crucially including the desire that this self-image be
appreciated and approved of) claimed by interactants” [es la conciencia de sí mismo o de la “personalidad” (que incluye, sobre
todo, el deseo de que esta imagen sea apreciada y aprobada) que tiene y reclaman los interactuantes] (Brown y Levinson,
1987, p. 61).
4 Versión original: “Impoliteness comes about when: (1) the speaker communicates face-attack intentionally, or (2) the hearer
perceives and/or constructs behaviour as inten- tionally face-attacking, or a combination of (1) and (2)” (Culpeper, 2005, p. 38).